Carolina Fauve fue la periodista que descubrió el romance. A la entrada de la revista Caras hay unos ojos enormes que lo siguen a uno. Se trata de un periodista a quien le sacaron los ojos unos criminales.
Ella me contó que Antonio tenía bajo perfil viviendo fuera de la Casa Rosada, no siendo el prototipo de hombre argentino. Callado, algo tímido, no llamaba mucho la atención. Pero conoció a Shakira en un restaurante y se volvió gastador. El país estaba en ruina, el papá pregonando austeridad desde la presidencia y Antonio se gastó 12 mil dólares en un par de días. Posteriormente, para defenderse dijo que ese fin de semana lo pagó Shakira. Eso ocurrió en un balneario célebre, y llamó la atención la protesta de la madre de Shakira, quien pregonó por todos los medios que no era cierto que su hija hubiera dormido con Antonio, como apareció en titulares. “Ella todas las noches está con nosotros”, según sus palabras.Posterior a la noticia romántica del año, los De la Rúa tuvieron momentos difíciles. Estando yo en Argentina se supo de un incidente de Antonio y su hermano cuando salían de su departamento (o piso) e iban a tomar un carro, cuando de improviso aparecieron dos señoras de edad y comenzaron a darles carterazos a Antonio y a Aito –así se llaman los hermanos–, gritándoles de paso “rateros, vagabundos, ladrones”… y a correr se dijo.
En ese tiempo el ambiente de escasez se sentía en el país, tanto que cuando saqué el libro sobre Shakira –con Planeta– no circuló en ese país, porque los editores tenían razón: “Si no hay plata para comer, menos para comprar un libro”.
La vida da muchas vueltas, y ahora Antonio De la Rúa, en un acto poco noble, despotrica contra Shakira. Se le fue la lengua en un bar.
Mañana: un almuerzo con un embajador que colecciona sus discos. Después: sus amigas de infancia.
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