A través de los años, Shakira se ha olvidado de mucha gente. Deliberadamente no los menciona. Aprendió muy rápido. Sabe que nada más mencionar para bien o para mal a alguien lo vuelve famoso. Por eso en el curso de los años son contados con los dedos a quién ha señalado.
Entre otros: Jairo Martínez, Nicolás Tovar, Joe y el fotógrafo Samuel Tcherassi. Nunca ha dicho nada de los músicos que empezaron con ella, ha ignorado a centenares de personas que esperarían una mención. Muy inteligente. Sabe para qué es el poder. Y se desquita, además.Lo contrario ha hecho con sus amigas de cuando “era pobre”. Las adora, las mima, las ayuda, las protege. Ellas son Yeinilli Durán, a quién ella le dice La Negra. María Fernanda Restrepo, Claudia Reyes, Lorena Cabrera y Katerine Koop.
Se pudiera decir que son las únicas que son de su ‘rol’ íntimo (todas ellas pertenecientes a las clases populares de Barranquilla). Conocen sus verdaderos secretos, recorren el pasado con gestos y detalles sencillos cuando ella viene. Se repite aquello que lo mejor de nuestras vidas son las amistades del colegio. Las cuatro hablaron mucho conmigo y coinciden en lo leal que es Shakira, de lo sencilla que es en sus hábitos, de la generosidad hacia ellas, que no habla mal de nadie, que no usa reloj, que le gusta disfrazarse, y que no guarda rencor por malos momentos del pasado. En eso sí, de pronto, hay discrepancias, si tenemos en cuenta una declaración de Shakira hace algunos meses en la revista Paris Match, tan cotizada en Francia y Europa:
“Yo no gusto de la sociedad de Barranquilla. Humillaron mucho a mis padres. Ahora con mi triunfo, los pasan buscando”.
Finalmente, a Jairo, Nicolás, y Samuel, las menciones les sirvieron: Jairo, en Yo me llamo; Nicolás, coreógrafo de la Sub-20; Samuel, para la venta masiva de su libro. La palabra de Shakira es poderosa y escoge a quién le da el ‘toquecito’.
Mañana: Oswaldo Ríos, y después en 3 entregas: “La Biblioteca a los presos de la modelo”.
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