Tenía que suceder entre músicos que acompañan a Shakira en los conciertos: uno tenía que enamorarse perdidamente de su líder.
Varias fuentes me contaron que el baterista de Shakira, Brendan Buckey, de origen asiático, estuvo pretendiendo a la cantante y coqueteándole hasta el último concierto que presentó en Bogotá, cuando le dieron ‘tarjeta roja’.
Parece que Shakira aceptó la amistad del pretendiente más allá del escenario y estuvo saliendo con el muchacho. Incluso Nidia, la madre de Shakira, hizo alusión a esos encuentros en una revista.
Respecto a las pretensiones de Brendan, José Díaz, uno de los mejores amigos de Shakira, me comentó: “A Shakira no le disgustaba Brad –así le decía– y aceptó salir con él. Pero ella tiene un temperamento dominante y le gustan los hombres que no sean pasivos y no se dejen dominar. Ella me contaba que Brad era muy sumiso, demasiado conforme y tranquilo”. Shakira le puso un ejemplo a José: “Fíjate cómo es el temperamento de él: si le decía que me encontrara a las 10 p.m. en un sitio y me presentaba a medianoche, no me reclamaba ni me decía nada, como yo temía que hiciera”.
Cuenta el amigo de Shakira –que es modelo y presentador de Telemudno en Miami– que en el concierto de Bogotá, la cantante le confesó que para causarle celos a Brad a ver si reaccionaba, se puso de acuerdo con Gustavo Gordillo, su exnovio, para que cuando estuvieran ensayando le pusiera atención y le dijera piropos delante del asiático. El resultado, según palabras de la propia Shakira: “Brad es un buen chico y buen músico, pero como novio, descartado”. Semanas después los titulares anunciaron el romance de la cantante con Antonio de la Rúa.
Mañana: Entrevista exclusiva desde el Uruguay de Shakira con el autor. Después: aquellos tiempos en los buses
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