El actor boricua conoció a Shakira en una discoteca. Ella lo buscó a él. Por la mala fama que tenía se pensó que golpeaba a la cantante y resultó que por lo menos con ella eso no fue cierto.
Amigas de Shakira y familiares me confirmaron que Ríos era todo un señor, un caballero, de finos modales. Los papás no pensaban igual. En una ocasión William Mebarak me citó a un restaurante para pedirme un favor a nombre de él y Nidia:– ¿De qué se trata?
– Shakira te hace caso a ti (en esos tiempos sí había acercamiento con ella permanente). Nidia y yo queremos que le escribas.
– ¿Solicitando?
– Hazle ver, que esa relación no le conviene…
– Mira William, no me presto para eso. Eso es de celestina.
– Hazme ese favor.
La carta que le envié fue corta (la copia de la original va para el libro) pero voy a revelar algunos párrafos: “Shakira, escucha a tus papás, pero sigue tu intuición”.
Hubo rompimiento y parece que fue por las oraciones de un sacerdote, según versión posterior de la madre a mi esposa.
El actor tuvo que enfrentarse una vez a William –como me lo confesó él—cuando le dijo:
– Yo tengo 7 hijos corpulentos. Si tocas a mi hija, verás lo que te pasa”
– Don William, yo adoro a su hija. Esos son chismes”
Shakira está “piqueteando”. Ríos se cayó al fin cuando envió flores y regalos y luego pasó la cuenta a la casa disquera. Y cuando declaró en Paraguay: “Shakira, tus papás son unos mantenidos”.
Hoy día, el boricua, sigue golpeando mujeres a lo Bolillo, las deja con moretones, pero a Shakira no la tocó.
Mañana: primera entrega de la biblioteca para los presos.
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